Disminución de los riesgos en la salud

La prevención es vital para enfrentar los riesgos de la salud, muchas veces desestimados, siendo estos complejos, con consecuencias que van desde el deterioro de la calidad de vida del individuo, hasta incluso el desenlace mortal.

Tranquilamente, como un día más, un individuo puede tener programada su agenda laboral para el día siguiente, o los eventos sociales que tendrá en la semana, los momentos destinados a su familia, sus ideales, etc. Momentos que por desatender el cuidado de su salud pueden verse truncados o ininterrumpidos por episodios de riesgos severos que detienen o deterioran el paso por los mismos. Situaciones trágicas, tristes, desalentadoras, e irreversibles que en su mayoría con estudios médicos adecuados se podrían haber prevenido.

“Un examen periódico permite un diagnóstico oportuno de las enfermedades, incluso aquellas que aún no han presentado síntomas con lo que se ayuda así a prevenir las enfermedades a las que cada persona puede ser propensa”.

Este enunciado tan nombrado y tan escuchado por las personas, no cuenta con la continuidad que amerita. A veces sucede que se desconoce su real importancia, en otros casos no es que se desconozca la importancia y se ignore sus beneficios, pero a pesar de saberlo lo que NO se logra es la constancia, algo que no se ha tenido en cuenta en numerosos programas y/o campañas de prevención que han fallado. Por ello es fundamental que se tenga en cuenta estos dos aspectos prioritarios, dar a conocer en primer lugar e intentar de todas las formas posibles que nuestro rol permita instalar la prevención en la agenda de cada afiliado.

Combinar ciencia, tecnología y calidad humana es el compromiso de nuestra Obra Social.

Reduciendo los riesgos en la salud de nuestros afiliados. De esta forma nuestra área de estudios preventivos bajo la premisa de la importancia de la prevención de las enfermedades y del diagnóstico precoz, podrá acercar a los afiliados una propuesta que los apoye en la continuidad y regularidad que por regla general el individuo posterga o abandona.

La evidencia disponible ha demostrado que si la sociedad en su conjunto reconociera y asumiera el grado que nos corresponde en el cuidado y la protección de la salud, podrían evitarse cuatro de cada diez muertes.

Es por ello que nuestra Obra Social entiende que debe impulsar acciones que activen los mecanismos de concientización pasando del discurso a la acción, de los postulados a los hechos.

  • La obra social invertirá en la prevención, siendo coherente con su plan rector.
  • Más que frases hechas, hechos concretos. “Es preferible el cansancio por impulsar, reiterar, y sostener este programa; que el cansancio en una sala de espera a la vela de un diagnóstico cuando ya el problema ha empeorado”.

“Debemos construir un puente con sólidos, y esa solidez, se obtiene desde la prevención y reducción de riesgos en la salud, para que el afiliado pueda dar pasos firmes. Evitando, desde lo que está a nuestro alcance, la posibilidad de encontrarse con ciertos riesgos en la salud que afecten el transcurso de su camino. Lograr achicar la incertidumbre transmitiendo armonía”.

Surge así la necesidad de estudios preventivos de acuerdo al sexo y edad los que corresponderán a cada etapa vital dado que las necesidades sanitarias de cada individuo van variando en cada etapa de la vida.

Los chequeos y exámenes que cada individuo necesita, dependerán entonces de su edad, salud, historia familiar y estilo de vida, como por ejemplo, qué come, cuán activo se mantiene y si fuma (entre otras).

Tener en cuenta la edad y el sexo del individuo, y en base a ello destinar distintos exámenes preventivos con la adecuada visita al médico, nos permite detectar ciertas enfermedades y condiciones: como la hiperglucemia, hipertensión y colesterol. Los “asesinos silenciosos” que no presentan síntomas evidentes, permitiéndonos actuar a tiempo.

Para esta premisa de Reducción de Riesgos en la Salud es clave tener en cuenta la historia natural de las enfermedades desde su inicio hasta su término y sus distintas etapas, ya que ellas nos determinan distintas formas de acción preventiva según cada momento.

Prevención primaria: reducción de los factores de riesgo antes de que aparezca la enfermedad. Ej: dejar de fumar.

Prevención secundaria: detectar precozmente una enfermedad para controlar o eliminarla y así mejorar el pronóstico. Ej: Papanicolau.

Prevención terciaria: minimizar el daño ya causado de una enfermedad.

Ej: tratamiento hipolipemiante en una persona con enfermedad coronaria.

Los beneficios de un chequeo médico se relacionan con la posibilidad de:

  • Permitir conocer si existen factores de riesgo de enfermedades o enfermedades subclínicas (que aún no se han manifestado) para poder trazarlas precozmente o incluso prevenirlas. Encontrar los problemas a tiempo, cuando las posibilidades de cura son mayores.
  • Educar a las personas en cuanto a hábitos saludables de vida, alimentación saludable, actividad física, incentivar el abandono de hábitos nocivos: tabaquismo, abuso de sustancias, abuso de alcohol, etc.
  • Posibilitar la divulgación de estudios preventivos a lo largo de las diferentes etapas en la vida.
  • Hacer que los individuos sepan y tomen el control de su propio cuidado.
  • Informar acerca de las inmunizaciones necesarias en la vida adulta. Esta etapa abre un escenario diferente en la relación con los profesionales médicos: la persona “sana” acude para ser evaluada e informada de las actualizaciones preventivas para las diferentes enfermedades. Finalmente, debemos recordar que la Organización Mundial de la Salud recomienda realizarse un chequeo cada cuatro años hasta los 40 años, cada dos de los 40 a 60 años y como mínimo un chequeo anual a partir de los 60 años.

Imagen del Ing. Néstor E. Fernández

Ing. Néstor E. Fernández
Presidente de OSMISS