Consideraciones sobre los adultos mayores

Del estudio del crecimiento demográfico del país, se observa que el índice de las personas imputables a los adultos mayores (mayores de 60 años) va aumentando en proporción ascendente debido, fundamentalmente, al crecimiento de la expectativa de vida y al decrecimiento relativo de la población juvenil y adulta, generándose una modificación sustancial de la pirámide demográfica.

Lo anterior permite señalar que el aumento de la expectativa de vida, planteada como posible en 60 años al inicio del siglo XX al final del mismo se duplica. Esto se justifica por la evolución de las ciencias médicas, los avances tecnológicos, la mejora en la calidad de vida y otras coincidencias particulares exigibles para vivir.

En este marco referencial de la vida de las personas mayores las hipótesis de vida planteadas en la actualidad no alcanzan a satisfacer el potencial de vida asignable a las mismas considerando los años de expectativas de vida asignable en la actualidad a las mismas. Esto exige el cambio del paradigma planteado al inicio del siglo XX para alcanzar las pautas de vida asignables a los adultos mayores al comienzo del siglo XX.

Este cambio de paradigma requiere una nueva interpretación y replanteo del problema generando que nos lleve a considerar este lapso como “un período de oportunidad de vida” que si se sabe aprovechar y se está preparado para ello, puede ofrecer muchas satisfacciones que no se alcanzan en los otros períodos de vida ya transcurridos. Para que ello ocurra la sociedad debe abrir las puertas para que se facilite el camino de los adultos mayores hacia la posibilidad de generar un aporte vital positivo para la sociedad que las alberga, fundamentalmente, eliminando la marginación y correlativa marginalidad a la que son sometidas.

Hoy, en nuestra sociedad, llegados los 60 años, las personas, en general, pasan legalmente a la pasividad generándose para la sociedad moderna una baja en la productividad, no siendo aprovechada su experiencia generándose para las personas la marginación anteriormente señalada, planteándose para estas personas una evidente minusvalía.

Los fundamentos de esta marginación están condicionados, en general, por tres factores fundamentales:

  1. Deterioro material del organismo.
  2. Enfermedades crónicas preexistenciales.
  3. Problemas psicológicos y sociales.

Sobre estos factores, en relación a los adultos mayores, no existe una explicación unánime. Solo podemos decir que están seleccionadas con la calidad de vida, dado por el nivel cultural y económico de la sociedad en el que las personas se han desenvuelto. Los dos primeros factores fundamentales de la marginación social señalada para los adultos mayores quedan en el presente disminuidos en su paso relativo por la mejora del nivel de las ciencias médicas tanto en el pasado como en el futuro. En relación a los problemas psicológicos y sociales los mismos se relacionan en la situación actual fundamentalmente relacionada con su marginación social donde se estima que puede afectar a más del 50 % de esta población. El paso brusco de la actividad a la pasividad y el brusco distanciamiento del círculo de convivencia laboral sin una concientización previa, trae de por sí un desequilibrio psíquico que va de una simple neurosis a los síndromes depresivos que se producen por la desvinculación laboral, la desadaptación social y los desequilibrios económicos.

También debe señalarse en la situación actual la existencia de grupos, cada vez más numerosos, de adultos mayores pasivos carentes de sostén familiar, actuando en ellas un factor no despreciable como es “la soledad”. Esto lleva a distintos desvíos llegando a veces al suicidio.

La formulación de políticas para enfrentar la nueva situación planteada por el aumento de la expectativa de vida registrada en el último siglo, exige la reformulación del paradigma planteado en el inicio del siglo XX para posibilitar la integración de los adultos mayores a la actual estructura económica social.


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Ing. Néstor E. Fernández
Presidente de OSMISS