En el nivel de los adultos mayores se refleja una situación de vida integrada por su presente, su pasado y su futuro, que comparado con las personas en la etapa de su infancia, su situación de vida se integra por un futuro sin pasado, mientras que la situación de vida de los individuos en la mediana edad contiene algo de experiencia de vida, un pasado que normalmente es difícil de entender y un futuro normalmente confuso, todo lo que genera una hipótesis de mayor satisfacción vital en los adultos mayores.
La valorización global de la calidad de vida de los adultos mayores concurre en la definición de la satisfacción vital de los mismos, ponderado ello, con la estimación del grado de bienestar subjetivo de la propia vida que transitan, en correspondencia con las metas obtenidas y las deseadas. También, dicha satisfacción vital, puede relacionarse con enfoques de tono emocional, los que se refieren al núcleo de satisfacción de su vida presente al compararla con su propio pasado.
La satisfacción vital queda así relacionada con los valores asignables a las capacidades de lograr la satisfacción de las necesidades individuales, la posible participación e integración en la sociedad, al respecto que son merecedores y a la dignidad de las personas.
Desde esta concepción la noción de la satisfacción vital de los adultos mayores posee un carácter integrador y su visión debería incluir perspectivas de abordaje de dichas capacidades.
Al conjugar integralmente estos puntos, orientados al bienestar objetivo y subjetivo de las personas mayores, se apunta a construir escenarios posibles que deberán estar orientados al fortalecimiento de los sistemas de apoyo social que generan diversos modos de funcionamiento para sostener las capacidades importantes de los adultos mayores y optimizar los niveles de satisfacción vital.
Así al evaluar la perspectiva del papel de los fundamentos se entiende que la misma (la perspectiva) reúne un conjunto de temas relacionados con las necesidades individuales que definen distintos estilos de vida.
Podemos señalar, también, que el ser humano no es sólo un mero receptor de perstaciones, sino que tiene capacidad de ser hacedor creativo de su propio destino y éticamente responsable de que se generen condicionamientos para lograr un rol protagónico en libertad de movimiento como sujeto social y no mero receptor pasivo.
Los adultos mayores presentan así posibilidades de lograr por sí, en un marco socio político, con un adecuado apoyo social, una satisfacción virtual más elevada que la actual, con lo cual, es posible mejorar el autoconcepto de los mismos.
Avanzar socialmente en este sentido, resaltando los aspectos positivos de la tercera edad como el bienestar, la felicidad y la solidaridad permite que comience a deconstruirse esa imagen que hoy existe de la misma; que normalmente conduce a la exclusión social.
La actual imagen de los adultos mayores, creado por la obsesión de idealizar la juventud, genera socialmente la negación de mirar la realidad de la tercera edad, con niveles de satisfacción vital normalmente superiores.
Prospectivamente, dada la mayor participación poblacional de la tercera edad, el enfoque de la revalorización de la misma requerirá que esta sea considerada como un “período de oportunidad de vida” y no un “período de marginación”.
Se entiende así, que los derechos de los adultos mayores deben ser explicitados en términos de posibilitar nuevos y variados causes para seguir sirviendo a la sociedad; convirtiéndose en un aporte vital para la misma.
Ing. Néstor E. Fernández
Presidente de OSMISS