La atención médica para este grupo etario, que en nuestro país representa en la actualidad un 15% de la población y que en el año 2050 puede alcanzar aproximadamente al 25%, resulta importante para dar contenido asistencial a esa franja de la población, atento a que en la gerontología actual se impone una planificación racional de la salud, determinando la formulación de nuevas pautas y el establecimiento de programas para ese grupo etario, actualmente no cubierto adecuadamente dada la falta de un programa científicamente estructurado.
En primer lugar este tipo de programación debe tomar en cuenta el criterio del autocuidado (self-responsability), ya que constituye el elemento primario de la programación de la salud destinado a los adultos mayores.
El autocuidado y los cuidados del grupo familiar constituyen la base de la atención de los adultos mayores, el que se complementa con la asistencia social y la atención médica.
Corresponde al examen clínico, instrumento privilegiado del diagnóstico, y a la periodicidad los controles, la detección temprana de las enfermedades, ambos como elementos necesarios para la orientación terapéutica y la rehabilitación de las personas adultas y su familia.
La promoción de la salud del adulto mayor debe tender así a que la misma se desarrolle con la mayor autonomía psicofísica posible.
En el referido marco conceptual es posible señalar algunas acciones para tener en cuenta; tales como:
- El cuidado higiénico de la persona y su educación para el autocuidado.
- La educación para la autoatención preventiva de los deterioros psicofísicos, enfermedades y accidentes.
- La incentivación de la participación familiar y de su entorno en la preservación de la estructura del hogar, mantención de su presencia y lugar físico y social.
- Seguimiento de la salud para prevenir la aparición de patologías prevalentes con chequeos periódicos y control temprano de los mismos.
Tales acciones de carácter básicos deben ser útiles para obtener la transformación de la atención gerontológica, personalizando la relación médico-paciente que adquiere así una mejor calidad en función de una programación asistencial, lo que debería permitir alcanzar los objetivos siguientes:
- La prevención de la enfermedad.
- El mantenimiento del estado físico de los adultos mayores en la mejor forma posible y su rehabilitación si fuera necesario.
- El apoyo bio-psico-social orientado a conservar las autosuficiencias y la integración familiar y social, evitando la marginación.
- La integración e institucionalización de aquellos adultos que superen negativamente los marcos de referencia anteriores.
Ing. Néstor E. Fernández
Presidente de OSMISS