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Dengue: crece la preocupación ante el brote y el aumento de casos 

Con presencia en 13 jurisdicciones, la propagación se disparó: con diferencia de siete días, de 4.828 pasaron a registrarse 9.388 nuevos positivos. Cómo se trabaja en la prevención de una enfermedad que, a la fecha, no puede ser combatida con medicamentos ni vacunas. 

“El aumento de casos de dengue, por lo general, es estacional. Durante febrero, marzo y abril la región de las Américas registra elevaciones que alcanzan picos a partir de la presencia del vector. Este incremento se correlaciona directamente con el mosquito y presencia de personas que tienen dengue”,

Juan Manuel Castelli

Temporada alta

El virus emerge por ciclos: si bien en una temporada puede manifestarse con mucha intensidad, luego su propagación disminuye hasta que vuelve a resurgir. “Es interesante lo que pasa con el dengue. Después de temporadas con muchísimos casos, suele haber una o dos de menor circulación viral. Se calcula que gran parte de los infectados con dengue son asintomáticos, por ende, se puede estimar que tal vez haya una inmunidad activa de aquellas personas que se contagiaron y que la protección se prolongue por uno o dos años”, describe Carballeda. Luego continúa: “Esto podría explicar por qué hay temporadas fuertes y otras no tanto. La de 2020 fue una barbaridad y ahora tenemos una con bastante circulación viral”.

Que baje la temperatura

Hasta que no haya temperaturas que desciendan por debajo de la línea de los 18 grados, el combate del dengue será difícil. ¿Por qué? Porque por encima de esa referencia, el mosquito cumple con su ciclo de vida, se desarrolla y conquista la adultez. Es por esta razón que las campañas de prevención y descacharreo deben efectuarse en invierno y comienzos de primavera, cuando solo hay huevos.

Como todo problema de salud pública, los grupos más afectados son los más desfavorecidos económica y socialmente. Si bien se pueden instrumentar campañas de comunicación que inviten a tirar el agua de los tachos, para muchas familias se trata de un recurso que no puede desperdiciarse tan fácilmente. De forma complementaria, es deseable la difusión de mensajes que indiquen cómo cubrir recipientes (para hacerlos inaccesibles a los mosquitos), antes de descartarlos.

Ni vacunas, ni remedios, ni nada

A pesar de intentos valiosos, la ciencia todavía no consiguió desarrollar vacunas efectivas. Sin embargo, una pronta detección puede contribuir a un tratamiento adecuado, basado en hidratación y disminución de la temperatura corporal. No en vano se la conoce como “fiebre rompehuesos”, por el dolor muscular, la cefalea y el malestar general que provoca.

De esta manera, si una persona se enferma con uno, obtendrá inmunidad para ese y no para el resto. Si, además, se infectara con otro más de los restantes podría aumentar el riesgo de afrontar cuadros clínicos más riesgosos, con problemas respiratorios y la chance de órganos comprometidos.

“Como hay cuatro serotipos distintos, la protección debe ser para todos sí o sí. Una protección parcial contra un serotipo y no contra otro puede traer problemas. Se sabe que en aquellas zonas en las que circula más de uno a la vez, puede contribuir a desencadenar los casos más graves. Una segunda picadura con un serotipo distinto determina una mayor probabilidad de desarrollar los casos más complejos”

Carballeda.

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