Bases de Referencia de la Salud de las Personas Mayores (1° Parte)

La atención médica de las personas mayores requiere, por sus particularidades, innegablemente, un cambio de enfoque especial.

El actual enfoque dirigido a la enfermedad plantea, como primera cuestión, el gasto que representa y la tendencia irreversible a incrementarse que surge de las brechas estadísticas (aumento del índice de la expectativa de vida y aumento demográfico de las personas mayores que, en nuestro país, actualmente representa cerca del 20% de la población total, con vistas a superar el 30% en el año 2030).

Predispuestos a dar atención integral a esta franja de la población en virtud de lo apuntado y atento que la gerontología actual impone una planificación racional de la salud para las personas mayores, resulta de interés analizar las bases de referencia para plantear un programa de salud para este sector de la población.

Los elementos básicos a tomar en cuenta para ello, incluyen:

  1. Distinción entre los enfoques de la vejez de los atribuibles a enfermedades intercurrentes y/o contingencias sociales.
  2. Evaluación de las condiciones psicológicas y características sociales de la persona mayor.
  3. Un enfoque interdisciplinario para comprender mejor los aspectos psicosociales.
  4. El establecimiento de una economía psicofísica de la persona mayor y promover su participación en su autocuidado.

La propuesta básica implica la transformación de la atención gerontológica, personalizando la relación médico-paciente que adquiere la mirada holística de la persona.

El objetivo de esta propuesta implica:

  1. La prevención de la enfermedad y con ello la contención del gasto.
  2. El mantenimiento del estado físico  en la mejor forma posible y su rehabilitación si fuera necesaria y posible.
  3. El apoyo bio-psiquico-social orientado a conservar la autosuficiencia familiar o social tendiente a evitar su institucionalización.
  4. Considerar la institucionalización de aquellas personas mayores que superen las marcas de referencias anteriores.
  5. Tener criterio de atención progresiva de la salud.

En términos generales la concreción de estos principios nos llevan a encauzar el proceso de envejecimiento buscando dar mayor cabida a los componentes psicológicos y sociales sobre la programación prestacional, limitándose así la presencia del médico prescriptor para sustituirlo por un médico especializado, con una mirada amplia, que incluya los ingredientes psicológicos, sociales, ambientales, familiares o económicos que condicionan al 95% de los desarreglos o manifestaciones clínicas de este período vital.

El basamento de este tipo de propuesta reside en el criterio del autocuidado que constituye en todo el mundo el eje de la planificación de la salud destinado a la vejez.


Néstor E. Fernández

Ing. Néstor E. Fernández
Presidente de OSMISS

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Lic. Luis Quici
Presidente de FIPeM